Psicoanálisis
y ciencia,
según Freud.

Hace pocos años, buscando entre
mis viejos papeles anteriores a la segunda guerra mundial, me encontré
con una entrevista periodística que le hice a Sigmund Freud,
por supuesto llena de los defectos que un joven con pretensiones de
periodista puede exhibir, pero también con el atrevimiento
y entusiasmo que corresponden a aquella edad, que no recuerdo bien
cual era. La entrevista giraba exclusivamente alrededor del tema de
la ciencia y el psicoanálisis.
Recién hace poco caí en
la cuenta de que dichas notas podían ser de interés
para los exégetas del inventor del psicoanálisis o descubridor
del inconsciente, como quieran verlo. Eso me decidió a transmitírsela
a ustedes. Al mismo tiempo, mientras relataba a algunas relaciones
este rescate del desván me preguntaban cómo había
sido aquel encuentro, cual fue el contexto que lo rodeó.
Fue, de eso estoy seguro, en Londres,
en Marsfield Gardens 20. Luego de subir por una corta y empinada calle
escalonada que me llevaba desde la avenida bajo la cual pasaba el
subterráneo que me llevó hasta allí ( la avenida
era Finchley Road y la estación del subte tenía el mismo
nombre) hasta la calle en la cual vivía el anciano investigador.
Creo que al costado de la escalera había un colegio católico
de señoritas, no recuerdo bien, me parece que se llamaba algo
así como Trinity College. Al llegar a lo alto, al nivel de
la calle Marsfield que allí hacía un codo, doblé
a mi izquierda y la casa de Freud estaba sobre la acera derecha. Era
el barrio de Hampstead, un barrio parecido a algunas zonas del barrio
de Olivos o Vicente López de las afueras de Buenos Aires. Era
un mes de febrero, día frío pero claro, clarísimo.
Había una luz deslumbrante.
Como en Londres siempre hay que estar
preparado, recuerdo que ese sábado por la mañana me
había puesto un piloto inglés, comprado allí
mismo, hacía pocos días, color verde, inglés,
por supuesto.
Golpeé la puerta de entrada, me
reciben cordialmente y me hacen esperar en una salita ubicada apenas
se traspasa la puerta. El consultorio de Herr Profesor estaba a la
derecha. El de Anna, arriba. Freud, ya estaba viejo, algo consumido
por su cáncer, apenas se entendía su voz, pero tenía
la fuerza y firmeza propia de su carácter independiente de
siempre. Por suerte al ser él extranjero y yo también
podíamos entendernos mejor en inglés. Quizás
el idisch me ayudó algo con ciertos términos que usó
en alemán. Tuve que vencer la inhibición por el respeto
que me infundía esa figura. De cualquier modo no quise ocultar
mi admiración por él. Atravesamos la planta baja hasta
el fondo y nos pusimos a pasear por el jardín, que rodeaba
toda la casa. Me contó que ahí recibía amistades
y familiares y que uno de sus hijos se había ocupado de poner
la casa en condiciones para su exilio. Luego entramos a su consultorio.
Me empezó a hacer preguntas. Relacionó mi nombre con
el interés por el psicoanálisis, los sueños bíblicos
y José interpretándolos y dijo, además, que aunque
yo no tenía ningún dato de mi abuelo paterno, suponía
que había sido un gran lector. (Luego, en 1997, lo confirmé);
además, debido a que yo era el único hijo varón
y el menor de los hermanos y con bastante diferencia de edad, yo estaría
condenado a llamar la atención. Me preguntó por mi país
y me dijo que se había carteado con el primer psicoanalista
de habla castellana, un joven español que se había analizado
con Reik. Este hombre intentó introducir el psicoanálisis
en España pero la situación ambiental y la guerra civil
hicieron que se fuera a la Argentina. Reik, Eitingon y Jones le hablaron
de él. Le dije que mi interés por el psicoanálisis
nacía de mi interés adolescente por la sexualidad y
del interés de entender a mi padre.
Luego, mientras sonaba un timbre, me hizo
una pregunta extraña:- ¿Cuándo piensa nacer?
Y una respuesta mía más
extraña aún:- En el '43, tres años y medio luego
de su muerte.
A partir de allí fuimos al grano.
En lo que respecta al psicoanálisis contestó a todas
las preguntas que le hice aunque todo lo que dijo me resultaba extremadamente
familiar, no se por qué. Quizás ustedes puedan decírmelo.
He reproducido textualmente sus respuestas aunque por supuesto no
usé grabador ni tampoco escribí durante el encuentro.
Quería estar más empapado en esa experiencia que en
el contenido de lo que me decía, lo cual yo estaba seguro que
luego, a solas, me las iba a ingeniar para reproducir textualmente.
A continuación reproduzco la entrevista
tal cual la pude reconstruir. De mis preguntas no doy fe que hayan
sido formuladas exactamente como las transcribo, pero de las respuestas
de Freud, insisto muy especialmente, estoy seguro que fueron esas.
1.
Profesor Freud, quiero aprovechar esta oportunidad única que
tengo de conversar con el inventor del método psicoanalítico
de investigación del alma humana, el descubridor del inconsciente
con sus leyes y contenidos y al mismo tiempo inventor de la técnica
psicoanalítica de tratamiento para hacerle unas preguntas.
Como sé que usted es una persona muy ocupada que tuvo la gentileza
de darme una hora para entrevistarlo, paso directamente a las preguntas:
¿Qué es el psicoanálisis ?
Sigmund
Freud:-"El psicoanálisis es una parte de la ciencia
sobre el alma, de la psicología. También se lo llama
'psicología de lo profundo'; luego averiguaremos la razón
de ello. Si alguien preguntara qué es propiamente lo psíquico,
fácil sería responderle remitiéndolo a sus contenidos.
Nuestras percepciones, representaciones, recuerdos, sentimientos y
actos de voluntad, todo esto pertenece a lo psíquico. Pero
si esa inquisición prosiguiera, y ahora quisiera saber si todos
esos procesos poseen un carácter común que nos permitiera
asir de una manera más ceñida la naturaleza o, como
también se dice, la esencia de lo psíquico, sería
más difícil dar una respuesta.
Si se hubiera dirigido una pregunta análoga
a un físico (por ejemplo, acerca de la esencia de la electricidad),
su respuesta -hasta hace muy poco tiempo- habría sido: _'Para
explicar ciertos fenómenos suponemos unas fuerzas eléctricas
que son inherentes a las cosas y parten de ellas. Estudiamos estos
fenómenos, hallamos sus leyes y aun logramos aplicaciones prácticas.
Provisionalmente nos basta. En cuanto a la esencia de la electricidad,
no la conocemos; quizá más tarde, en el progreso de
nuestro trabajo, habremos de averiguarla. Confesamos que nuestra ignorancia
atañe, justamente, a lo más importante e interesante
de todo el asunto, pero ello no nos turba por ahora. Nunca ha sido
de otro modo en las ciencias naturales'_
La psicología es también una
ciencia natural. ¿Qué otra cosa puede ser?"(1).
Ya desde 1895 yo decía que "el propósito de este proyecto
es brindar una psicología de ciencia natural..."(2)
Es decir que "queremos aquello a que se aspira
en general en la ciencia: una comprensión de los fenómenos,
el establecimiento de una concatenación entre ellos y, como
objetivo último, en los casos en que sea posible, ampliar nuestro
poder sobre ellos".(3)
2.
Usted consideró el análisis de los sueños como
una 'vía regia' al inconsciente. ¿Qué valor tuvieron
ellos en el desarrollo de la teoría psicoanalítica?
S.F.-
[Hasta la aparición del psicoanálisis, la psicología
no pudo explicar el sentido de los sueños. Una psicología
que explica esta actividad del alma como una manifestación
casual o caprichosa de la mente no puede llamarse científica]
"[Tropezábamos] con la imposibilidad de esclarecer el sueño
como hecho psíquico, pues explicar significa reconducir a lo
conocido, y [no existía] ningún conocimiento psicológico
al que pudiéramos subordinar lo que cabe discernir en calidad
de principio explicativo a partir del examen psicológico de
los sueños. Por el contrario, nos [vimos] precisados a estatuir
una serie de nuevos supuestos que rocen mediante conjeturas el edificio
del aparato psíquico y el juego de las fuerzas que en él
actúan; y [debimos] tener el cuidado de no devanarlos mucho
más allá de su primera articulación lógica,
pues de lo contrario su valor se perdería en lo indeterminable.
Aun cuando no cometiésemos error alguno en el razonamiento
y tomásemos en cuenta todas las posibilidades que se siguen
lógicamente, la probable imperfección en el planteo
de los elementos [amenazaba] hacernos equivocar por completo los cálculos.
No puede obtenerse, o al menos no puede fundamentarse, una inferencia
acerca de la construcción y del modo de trabajo del instrumento
anímico por medio de la indagación del sueño
o de cualquier otra operación tomada aisladamente, por cuidadosa
que ella sea; para este fin [debimos conjugar] lo que el estudio comparativo
de toda una serie de operaciones psíquicas [arrojó]
como elementos de constancia necesaria. Entonces, los supuestos psicológicos
que [extrajimos] del análisis de los procesos oníricos
[debieron] aguardar en una estación de empalme, por así
decir, hasta que [pudieron] acoplarse a los resultados de otras investigaciones
que se [empeñaban ] en atacar el núcleo del mismo problema
desde otros puntos de abordaje." (4)
3.
¿Usted se refiere a los olvidos, los lapsus, los actos fallidos
y el estudio de las psiconeurosis?
S.F.-
Así es.
4.
A su criterio ¿a qué se debe la oposición tenaz
que enfrenta el psicoanálisis?
S.F.:-"Si
era cierto que los nexos descubiertos por mí eran mantenidos
lejos de la conciencia de los enfermos por obra de resistencias afectivas
interiores, estas últimas surgirían también en
las personas sanas tan pronto se les hiciese presente, mediante una
comunicación de fuera, lo reprimido. Y que ellos se las ingeniasen
para justificar con fundamentos intelectuales esa repulsa dictada
por los afectos, nada tenía de asombroso. A los enfermos les
sucede lo mismo con pareja frecuencia, y los argumentos aducidos -los
argumentos abundan como la zarzamora, para decirlo con Falstaff -
eran idénticos y no muy penetrantes. He aquí la única
diferencia: con los enfermos se disponía de un medio de presión
para que inteligieran sus resistencias y las vencieran, mientras que
en el caso de los presuntos sanos faltaban tales auxilios. En cuanto
a los caminos por los cuales se pudiera esforzar a esas personas sanas
a un examen científico objetivo y desapasionado, se
trataba de un problema irresuelto; lo mejor era dejar que el tiempo
lo aclarase. En la historia de las ciencias se había podido
comprobar hartas veces que la misma aseveración que al comienzo
sólo encontró objeciones era admitida tiempo después
sin que se hubiesen aducido nuevas pruebas en su favor."(5)
5.
Una crítica que se le hace al psicoanálisis es lo arbitrario
de sus apreciaciones por influencia de factores personales.
S.F.:-
"La relatividad de nuestro conocimiento es un reparo que puede
oponerse a toda ciencia, no sólo al psicoanálisis.
Nace de bien conocidas corrientes contemporáneas, reaccionarias
y hostiles a la ciencia, y se arroga el relumbrón de una superioridad
improcedente. Ninguno de nosotros puede entrever el juicio definitivo
que la humanidad pronunciará sobre nuestros empeños
teóricos. Hay ejemplos de rechazo por parte de las tres primeras
generaciones, [como le dije anteriormente], que la próxima
corrige y troca en aceptación. Al individuo no le resta sino
sustentar con todas sus fuerzas su convicción apoyada en la
experiencia, tras haber prestado oídos a sus propias críticas
con todo cuidado, y con alguna atención a las de sus oponentes.
Cada cual ha de conformarse con llevar adelante su asunto honrosamente,
sin usurpar un papel de juez reservado a un futuro lejano. Esa
insistencia en la arbitrariedad personal en materia científica
es maliciosa; evidentemente quiere discutirle al psicoanálisis
su valor de ciencia, cuando de todos modos ya se había
rebajado a esta con la observación anterior [acerca de la naturaleza
relativa de todo conocimiento]. El que tenga en alta estima el
pensamiento científico buscará, más bien, los
medios y los métodos que le permitan restringir en todo lo
posible ese factor de la arbitrariedad estética personal ahí
donde todavía desempeñe un papel excesivo. Es oportuno
recordar, además, que está fuera de lugar todo ardor
en la defensa de la propia causa." (6)
6.
Dr. Freud: la teoría psicoanalítica tiene conceptos
como libido y pulsión que no han logrado una total nitidez
y por otro lado se observa que van cambiando con el tiempo. ¿No
piensa Ud. que esto facilita las dudas acerca del valor científico
del psicoanálisis y puede llevar a que se lo considere como
una especulación?
S.F.:-
"Uno se debate en este dilema: es desagradable abandonar la observación
a cambio de unas estériles disputas teóricas, pero no
es lícito sustraerse de un intento de clarificación.
Por cierto, representaciones como las de libido yoica, energía
pulsional yoica y otras semejantes no son aprehensibles con facilidad,
ni su contenido es suficientemente rico; una teoría especulativa
de las relaciones entre ellas pretendería obtener primero,
en calidad de fundamento, un concepto circunscrito con nitidez. Sólo
que a mi juicio esa es, precisamente, la diferencia entre una teoría
especulativa y una ciencia construida sobre la interpretación
de la empiria. Esta última no envidiaría a la especulación
el privilegio de una fundamentación tersa, incontrastable desde
el punto de vista lógico; de buena gana se contentará
con unos pensamientos básicos que se pierden en lo nebuloso
y apenas se dejan concebir; espera aprehenderlos con mayor claridad
en el curso de su desarrollo en cuanto ciencia y, llegado el caso,
está dispuesta a cambiarlos por otros. Es que tales ideas no
son el fundamento de la ciencia, sobre el cual descansaría
todo; lo es, más bien, la sola observación. No son el
cimiento sino el remate del edificio íntegro, y pueden sustituirse
y desecharse sin perjuicio. En nuestros días vivimos idéntica
situación en la física, cuyas intuiciones básicas
sobre la materia, los centros de fuerzas, la atracción y conceptos
parecidos está sujetos casi a tantos reparos como los correspondientes
del psicoanálisis."(7)
"Muchas veces he oído sostener el
reclamo de que una ciencia debe construirse sobre conceptos básicos
claros y definidos con precisión. En realidad, ninguna, ni
aun la más exacta, empieza con tales definiciones. El comienzo
correcto de la actividad científica consiste más bien
en describir fenómenos que luego son agrupados, ordenados e
insertados en conexiones. Ya para la descripción misma
es inevitable aplicar al material ciertas ideas abstractas que se
recogieron de alguna otra parte, no de la sola experiencia nueva.
Y más insoslayables todavía son esas ideas - los posteriores
conceptos básicos de la ciencia - en el ulterior tratamiento
del material. Al principio deben comportar cierto grado de indeterminación;
no puede pensarse en ceñir con claridad su contenido.Mientras
se encuentran en ese estado, tenemos que ponernos de acuerdo acerca
de su significado por la remisión repetida al material empírico
del que parecen extraídas, pero que, en realidad, les es sometido.
En rigor, poseen entonces el carácter de convenciones, no obstante
lo cual es de interés extremo que no se las escoja al azar,
sino que estén determinadas por relaciones significativas con
el material empírico, relaciones que se cree colegir aun antes
que se las pueda conocer y demostrar. Sólo después de
haber explorado más a fondo el campo de fenómenos en
cuestión, es posible aprehender con mayor exactitud también
sus conceptos científicos básicos y afinarlos para que
se vuelvan utilizables en un vasto ámbito, y para que, además,
queden por completo exentos de contradicción. Entonces quizás
haya llegado la hora de acuñarlos en definiciones.Pero el
progreso del conocimiento no tolera rigidez alguna, tampoco en las
definiciones. Como lo señala palmariamente el ejemplo de la
física, también los 'conceptos básicos' fijados
en definiciones experimentan un constante cambio de contenido."(8)
"La pulsión es aprendida, en los términos
más universales, como una suerte de elasticidad de lo vivo,
como un esfuerzo por repetir una situación que había
existido una vez y fue cancelada por una perturbación externa.
Esta naturaleza de las pulsiones, conservadora en su esencia, es ilustrada
por los fenómenos de la compulsión de repetición.
La acción conjugada y contraria de Eros y pulsión de
muerte nos da, a nuestro juicio, el cuadro de la vida.
Está por verse si esta construcción
demostrará ser utilizable.
Indudablemente, la guía el afán
de fijar algunas de las representaciones teóricas más
importantes del psicoanálisis, pero va mucho más allá
de él. He oído repetidas veces la manifestación
despreciativa de que no puede esperarse nada de una ciencia cuyos
conceptos máximos son tan imprecisos como los de libido y pulsión
en el psicoanálisis. Pero en la base de este reproche hay un
completo desconocimiento de la situación real. Conceptos
básicos claros y definiciones de nítidos contornos sólo
son posibles en las ciencias del espíritu en la medida en que
estas pretendan aprehender un campo de hechos en el marco de una formación
intelectual de sistema. En las ciencias naturales, a las que pertenece
la psicología, semejante claridad de los conceptos máximos
huelga, y aun es imposible. Ni la zoología ni la botánica
comenzaron con definiciones correctas y suficientes del animal y la
planta, y la biología todavía hoy no sabe llenar el
concepto de lo vivo con un contenido cierto. Más aún:
ni siquiera la física habría realizado todo su desarrollo
si hubiera debido esperar hasta que sus conceptos de materia, fuerza,
gravitación y otros alcanzaran la claridad y la precisión
deseables. Las representaciones básicas o conceptos máximos
de las disciplinas de las ciencias naturales siempre se dejan indeterminados
al comienzo, provisionalmente sólo se los ilustra por referencia
al campo de fenómenos del que provienen, y no es sino mediante
el progresivo análisis del material de observación como
pueden volverse claros, llenarse de contenido y quedar exentos de
contradicción.
Siempre sentí como grave injusticia
que no se le quisiera dispensar al psicoanálisis el mismo trato
que a cualquier otra ciencia natural. Ese rehusamiento se expresó
en las más pertinaces objeciones. Al psicoanálisis se
le reprocha cada una de sus imperfecciones y lagunas, cuando en verdad
una ciencia basada en la observación no puede hacer otra cosa
que elaborar una por una sus conclusiones y resolver paso a paso sus
problemas. Y todavía más: cuando nos empeñábamos
en obtener para la función sexual el reconocimiento que por
tanto tiempo se le había negado, la teoría psicoanalítica
fue motejada de 'pansexualismo'; cuando pusimos de relieve el papel,
omitido hasta entonces, de las impresiones accidentales de la primera
juventud, debimos escuchar que el psicoanálisis desmentía
los factores de la constitución y de la herencia, lo cual jamás
se nos había ocurrido. Se trataba de contradecir a cualquier
precio y por todos los medios."(9)
7.
Pero ¿a Ud. le parece que teorías de ese tipo, como
la de la energía psíquica y las pulsiones, pueden ser
halladas en un investigador de la naturaleza?
S.F.:-"¿Qué
quiere usted? Es una representación auxiliar como hay tantas
en las ciencias. Las primeras de todas siempre han sido bastante
toscas. 'Open to revision', cabe decir en estos casos.
Considero superfluo invocar aquí el 'como
si', hoy tan popular. El valor de una de estas representaciones auxiliares-'ficción',
la llamaría el filósofo Vaihinger- depende de lo que
se pueda conseguir con ella."(10)
8.
Veo que resalta usted la empiria y la observación. ¿Qué
tipo de ciencia considera que es el psicoanálisis?
S.F.:-"El
psicoanálisis no es un sistema como los filosóficos,
que parten de algunos conceptos básicos definidos con precisión
y procuran apresar con ellos el universo todo, tras lo cual ya no
resta espacio para nuevos descubrimientos y mejores intelecciones.
Más bien adhiere a los hechos de su campo de trabajo, procura
resolver los problemas inmediatos de la observación, sigue
tanteando en la experiencia, siempre inacabado y siempre dispuesto
a corregir o variar sus doctrinas. Lo mismo que la química
o la física, soporta que sus conceptos máximos no sean
claros, que sus premisas sean provisionales, y espera del trabajo
futuro su mejor precisión."(11)
9.
Dr. Freud: sus argumentos están continuamente ilustrados por
ejemplos clínicos. A pesar de construir teorías continuamente,
se puede notar en usted una especie de cuidadosa evitación
de desarrollos de pensamientos abstractos. ¿Es así?
S.F.:-"Cuando
pensamos en abstracto nos exponemos al peligro de descuidar los vínculos
de las palabras con las representaciones-cosa inconscientes, y es
innegable que entonces nuestro filosofar cobra una indeseada semejanza,
en su expresión y en su contenido, con la modalidad de trabajo
de los esquizofrénicos."(12)
10.
¿Considera Ud. que el psicoanálisis es una especialidad
médica?
S.F.:-
"Ya no es posible reservar el ejercicio del psicoanálisis a
los médicos y excluir de él a los legos. De hecho, el
médico que no ha recibido una formación especial es
un lego en el análisis a pesar de su diploma, y el no médico
puede desempeñar también el tratamiento analítico
de las neurosis si cuenta con la preparación adecuada y el
debido apoyo de un médico.
Por obra de uno de esos desarrollos cuyo desenlace
sería en vano contrariar, la palabra misma 'psicoanálisis'
se ha vuelto multívoca. En su origen designó un determinado
proceder terapéutico; ahora ha pasado a ser también
el nombre de una ciencia, la de lo anímico inconsciente.
Sólo rara vez puede ella resolver un problema plenamente por
sí sola; pero parece llamada a prestar importantes contribuciones
en los más diversos campos del saber. El terreno de aplicación
del psicoanálisis tiene la misma extensión que el de
la psicología, a la que agrega un complemento de poderoso alcance.(13)
11.
Doctor, como piensa Ud. que debería ser la formación
científica de un psicoanalista?
S.F.:-"Si
algún día se fundara una escuela superior psicoanalítica
-[...]- debería enseñarse en ella mucho de lo que también
se aprende en la facultad de medicina: junto a la psicología
de lo profundo, que siempre sería lo esencial, una introducción
a la biología, los conocimientos de la vida sexual con la máxima
extensión posible, una familiarización con los cuadros
clínicos de la psiquiatría. Pero, por otro lado, la
enseñanza analítica abarcaría disciplinas ajenas
al médico y con las que él no tiene trato en su actividad:
historia de la cultura, mitología, psicología de la
religión y ciencia de la literatura. Sin una buena orientación
en estos campos, el analista quedaría inerme frente a gran
parte de su material. En cambio de nada le servirá para sus
fines el grueso de lo que se enseña en la escuela de Medicina."(14)
12.
¿Por qué eligió los nombres de 'yo' y 'ello'
o 'eso' a esas 'provincias psíquicas'?
S.F.:-"Usted
objetará, probablemente, que para designar estas dos instancias
o provincias anímicas hayamos escogido simples pronombres,
en lugar de introducir sonoros nombres griegos. Es que en el psicoanálisis
nos gusta permanecer en contacto con el modo popular de pensar, y
preferimos volver utilizables para la ciencia sus conceptos, en vez
de desestimarlos. No es ningún mérito: tenemos que
proceder así porque nuestras doctrinas están destinadas
a que las comprendan nuestros pacientes, que a menudo son muy inteligentes,
pero no siempre eruditos. El ello impersonal se anuda de manera directa
a ciertos giros expresivos del hombre normal. 'Ello me sacudió-
se dice -; había algo en mí que en ese instante era
más fuerte que yo'. 'C'etait plus fort que moi'.
En la psicología sólo podemos
describir con ayuda de comparaciones. No es algo particular de ella,
también en las otras ciencias es así. Pero nos vemos
obligados a variar de continuo esas comparaciones, ninguna se nos
mantiene un tiempo suficientemente largo."(15)
13.¿Qué
interés para la ciencia puede tener el que haya analistas legos?
S.F.:-"[Consideremos
el interés] de la ciencia. Lo que pretendo decir lo tendrá
a usted sin cuidado, pero para mí posee una significación
tanto mayor. [...] en modo alguno consideramos deseable que el psicoanálisis
sea fagocitado por la medicina y termine por hallar su depósito
definitivo en el manual de psiquiatría, dentro del capítulo
'Terapia', junto a procedimientos como la sugestión hipnótica,
la autosugestión, la persuasión, que, creados por nuestra
ignorancia, deben sus efímeros efectos a la inercia y cobardía
de las masas de seres humanos. Merece un mejor destino, y confiamos
en que lo tendrá. Como 'psicología de lo profundo',
doctrina de lo inconsciente anímico, puede pasar a ser indispensable
para todas las ciencias que se ocupan de la historia genética
de la cultura humana y de sus grandes instituciones, como el arte,
la religión y el régimen social. Yo creo que ya ha prestado
valiosos auxilios a estas ciencias para la solución de sus
problemas, pero esas no son sino contribuciones pequeñas comparadas
con las que se obtendrán cuando los historiadores de la cultura,
los psicólogos de la religión, los lingüistas,
etc., aprendan a manejar por sí mismos el nuevo medio de investigación
que se les ofrece. El uso del análisis para la terapia de las
neurosis es sólo una de sus aplicaciones; quizás el
futuro muestre que no es la más importante. En todo caso, no
sería equitativo sacrificar a una de sus aplicaciones todas
las demás meramente porque su campo de acción toca el
círculo de los intereses médicos.
Porque en este punto se despliegan unos nexos
más amplios, en los que no se puede intervenir sin daño.
Si los representantes de las diversas ciencias del espíritu
han de aprender el psicoanálisis a fin de aplicar sus métodos
y puntos de vista a su material, no les bastará atenerse a
los resultados que se consignan en la bibliografía analítica.
Se verán precisados a comprender el análisis por el
único camino practicable: sometiéndose ellos mismos
a un análisis."(16)
14.
Profesor Freud, ¿qué futuro vislumbra para la terapia
psicoanalítica y para el psicoanálisis aplicado?
S.F.:-"El
influjo terapéutico del psicoanálisis descansa en la
sustitución de actos anímicos inconscientes por otros
concientes, y no tiene más alcance que el que ello implica.
Esa sustitución se promueve venciendo resistencias internas
en la vida anímica del enfermo. El futuro juzgará,
probablemente, que el valor del psicoanálisis como ciencia
de lo inconsciente supera en mucho a su valor terapéutico."(17)
15.
De las críticas al psicoanálisis abundan aquellas de
los que sin conocer siquiera algo de la teoría del inconsciente
atacan ferozmente esta ciencia. Recuerdo la de un psiquiatra vienés,
el Dr. Rainmann que escribió un libro atacando las teorías
expuestas en su libro 'La interpretación de los sueños'
sin haberlo leído pues sus colegas de la clínica psiquiátrica
le habían asegurado que no valía la pena. Por otra parte
en los medios de comunicación masiva se culpa al psicoanálisis
de favorecer los crímenes y violaciones atribuyendo a los psicoanalistas
el dar consejos a los pacientes. Muchos psicoanalistas nos preguntamos
a qué se debe ese prejuicio.
S.F.:-"No
parece nuestro destino trabajar en paz en la construcción de
nuestra ciencia".(18)
"Pero ustedes pueden preguntar por qué
esas gentes, tanto las que escriben libros como las que platican,
se comportan de manera tan incorrecta; y se inclinarán a suponer
que no se debe sólo a ellas, sino también al psicoanálisis.
Opino lo mismo; lo que se les presenta en la literatura y la sociedad
como un prejuicio es el eco de un juicio anterior, a saber, el que
pronunciaron los representantes de la ciencia oficial acerca del joven
psicoanálisis. Ya me quejé de ello una vez en una exposición
histórica, [en la Contribución a la historia del movimiento
psicoanalítico de 1914], y no volveré a hacerlo - acaso
esa única vez ya fue demasiado-; pero de hecho no hubo infracción
a la lógica, y mucho menos al decoro y al buen gusto, que no
se permitieran en esa época los opositores científicos
al psicoanálisis. Era una situación como la que se producía
en la Edad Media cuando un malhechor o un mero opositor político
era puesto en la picota y entregado a los ultrajes del populacho.
Quizás ustedes no se dan cabal cuenta de lo impregnada que
está nuestra sociedad por el espíritu del populacho,
ni de los abusos que se permiten los seres humanos cuando se sienten
miembros de una masa y eximidos de toda responsabilidad personal.
[...]Hice la primera aplicación del psicoanálisis aclarándome
a mí mismo la conducta de la masa como un fenómeno de
la misma resistencia que yo debía combatir en mis pacientes
individuales, me sustraje de la polémica e influí sobre
mis seguidores, cuando poco a poco se me acercaron, para que hicieran
otro tanto. El procedimiento fue bueno; la proscripción que
pesaba entonces sobre el análisis se ha levantado, pero
así como una creencia abandonada sobrevive en calidad de superstición
y una teoría resignada por la ciencia se conserva en la opinión
popular, del mismo modo aquel originario desprecio de los círculos
científicos por el psicoanálisis se continúa
en la irrisión de que lo han hecho objeto los legos que escriben
libros o platican. Nada de eso, pues, debe asombrarlos ya."(19)
16.
Dr. Freud, continuamente aparecen distintos desprendimientos del psicoanálisis:
unos con teorías que parecen explicar todo el comportamiento
con fórmulas lógicas, otros alejando al ser humano de
lo animal, etc. Piezas muy importantes de su teoría como el
complejo de Edipo, que según se desprende de sus trabajos son
una condición para que 'algo' sea llamado psicoanálisis,
sufren modificaciones conceptuales de muy largos efectos.
S.F.:-"[...]la
multitud dará sin duda una entusiasta bienvenida a semejante[s]
doctrina[s], que no admite[n] complicaciones, no introduce nuevos
conceptos de difícil comprensión, nada sabe de lo inconsciente,
elimina de un tajo el problema de la sexualidad que a todos oprime,
se limita a poner en descubierto tretas con que la gente pretende
vivir cómoda. Es que la multitud es ella misma cómoda,
exige un solo motivo como explicación, no agradece a la ciencia
sus resultados provisionales, quiere tener soluciones simples y saber
allanados los problemas".(20)
[No me cansaré de insistir en que] "Aquel
que prometa a la humanidad liberarla de la humillante sujeción
sexual, sean cuales fueren las tonterías que se le ocurra decir,
será considerado como un héroe."(21)
"Todas las modificaciones que [usted menciona
que se han] emprendido en el psicoanálisis emanan del propósito
de eliminar lo chocante en los complejos familiares a fin de no
reencontrarlo en la religión y en la ética. La libido
sexual fue sustituida por un concepto abstracto que, hay derecho a
aseverarlo, permaneció como algo misterioso e inasible para
sabios y para necios por igual. El complejo de Edipo se entendió
sólo 'simbólicamente'; en él la madre significó
lo inalcanzable a lo cual debe renunciarse en aras del desarrollo
de la cultura; el padre, a quien se da muerte en el mito de Edipo,
es el padre 'interior' del que es preciso emanciparse para devenir
autónomo. Otras piezas del material de las representaciones
sexuales sufrirán, qué duda cabe, parejas reinterpretaciones
en el curso del tiempo".(22)
"Cuando oímos decir [...] que el complejo
del incesto es sólo simbólico, que no tiene existencia
real, y que el salvaje no siente gana ninguna por una vieja bruja,(23)
[estamos tentados a interpretar a esas teorías como logros
de la represión]"
17.
¿Usted considera que el psicoanálisis explica todo lo
humano?
S.F.:-"[...]entiendo
que una cosmovisión es una construcción intelectual
que soluciona de manera unitaria todos los problemas de nuestra existencia
a partir de una hipótesis suprema; dentro de ella, por tanto,
ninguna cuestión permanece abierta y todo lo que recaba nuestro
interés halla su lugar preciso. Es fácilmente comprensible
que poseer una cosmovisión así se cuente entre los deseos
ideales de los hombres. Creyendo en ella uno puede sentirse más
seguro en la vida, saber lo que debe procurar, cómo debe colocar
sus afectos y sus intereses de la manera más acorde al fin.
Si tal es el carácter de una cosmovisión,
la respuesta es fácil para el psicoanálisis. Como
ciencia especial, una rama de la psicología -psicología
de lo profundo o psicología de lo inconsciente-, es por completo
inepta para formar una cosmovisión propia; debe aceptar la
de la ciencia. Pero la cosmovisión científica ya
se distancia notablemente de nuestra definición. Es cierto
que también ella acepta la unicidad de la explicación
del mundo, pero sólo como un programa cuyo cumplimiento se
difiere al futuro. En lo demás se distingue por caracteres
negativos: la limitación a lo que es posible averiguar aquí
y ahora, y la tajante desautorización de ciertos elementos
que le son ajenos. Asevera que no existe otra fuente para conocer
el universo que la elaboración intelectual de observaciones
cuidadosamente comprobadas, vale decir, lo que se llama 'investigación';
y junto a ellas no hay conocimiento alguno por revelación,
intuición o adivinación. Parece que esta concepción
estuvo muy cerca de obtener general aceptación en los últimos
decenios. Estaba reservado a nuestro siglo descubrir el presuntuoso
argumento de que semejante cosmovisión es tan pobre como desconsoladora,
que descuida las exigencias del espíritu y las necesidades
del alma humana.
Nunca se rechazará con la suficiente
energía este argumento. Es por completo insostenible, pues
espíritu y alma son objeto de investigación científica
exactamente como lo son cualesquiera otras cosas ajenas al hombre.
El psicoanálisis posee un título particular para
abogar aquí en favor de la cosmovisión científica,
puesto que no puede reprochársele haber descuidado lo anímico
en la imagen del universo. Su contribución a la ciencia consiste,
justamente, en haber extendido la investigación al ámbito
anímico. Por lo demás, la ciencia quedaría muy
incompleta sin una psicología de esta clase. Y si se acoge
en la ciencia la exploración de las funciones intelectuales
y emocionales del ser humano (y de los animales), se demuestra que
nada resulta alterado en la postura general de la ciencia, que
no surgen nuevas fuentes del saber ni métodos para la investigación.
Tales serían, de existir, la intuición y la adivinación,
pero es lícito incluirlas tranquilamente entre las ilusiones,
los cumplimientos de mociones de deseo. También se discierne
con facilidad que aquellos reclamos de cosmovisión sólo
tienen una base afectiva. La ciencia toma noticia de que es la vida
anímica de los hombres la que crea esas demandas, está
presta a pesquisar sus fuentes, pero no tiene el menor motivo para
considerarlas justificadas. Al contrario, se ve llevada a excluir
del saber todo lo que es ilusión, resultado de esas demandas
afectivas".(24)
"Opino que el
psicoanálisis es incapaz de crear una cosmovisión particular.
No le hace falta; él forma parte de la ciencia y puede adherir
a la cosmovisión científica. Pero esta apenas merece
ese grandilocuente nombre, pues no lo contempla todo, es demasiado
incompleta, no pretende absolutismo ninguno ni formar un sistema.
El pensamiento científico es todavía muy joven entre
los hombres, elevado es el número de los grandes problemas
que no puede dominar todavía. Una cosmovisión edificada
sobre la ciencia tiene, salvo la insistencia en el mundo exterior
real, esencialmente rasgos negativos, como los de atenerse a la verdad,
desautorizar las ilusiones. Aquel de nuestros prójimos
insatisfecho con este estado de cosas, aquel que pida más para
su inmediato apaciguamiento, que se lo procure donde lo halle. No
se lo echaremos en cara, no podemos ayudarlo, pero tampoco pensar
de otro modo por causa de él. "(25)
18.
Dr. Freud, ¿qué relación establece entre la filosofía
y la ciencia psicoanalítica?
S.F.:-"...es
indispensable ejercer aquí la crítica y proceder mediante
desautorizaciones y rechazos. Es inadmisible decir que la ciencia
es un campo de la actividad espiritual, mientras que la religión
y la filosofía son otros tantos, por lo menos de igual valor,
donde la ciencia no tiene que entremeterse; que todos ellos tienen
igual derecho a la verdad y cada quien es libre de escoger la fuente
de su convencimiento y el lugar en que depositará su creencia.
Semejante opinión se considera particularmente noble, tolerante,
amplia y libre de prejuicios estrechos. Por desgracia es insostenible,
comparte todos los rasgos nocivos de una cosmovisión de todo
punto acientífica y en la práctica equivale a ella.
Lo cierto es que la verdad no puede ser tolerante, no admite compromisos
ni restricciones; la investigación considera como propios todos
los campos de la actividad humana y no puede menos que criticar sin
miramientos cualquier invasión ensayada por otro poder."(26)
"La filosofía no es opuesta a la ciencia,
ella misma se comporta como una ciencia; en parte trabaja con iguales
métodos, pero se distancia de ella en tanto se aferra a la
ilusión de poder brindar una imagen del universo coherente
y sin lagunas, imagen que, no obstante, por fuerza se resquebraja
con cada nuevo progreso de nuestro saber. Desde el punto de vista
del método, yerra sobrestimando el valor cognitivo de nuestras
operaciones lógicas y, tal vez, admitiendo otras fuentes del
saber, como la intuición. Hartas veces no nos parece injustificada
la burla del poeta (H.Heine), cuando dice acerca del filósofo:
'Con sus gorros de dormir y jirones de su bata
tapona los agujeros del edificio universal'"(27)
"Los analistas, en cambio, no pueden desmentir
que son del linaje del pensamiento científico exacto y se cuentan
entre sus sostenedores. Penetrados de la máxima desconfianza
hacia el poder de las mociones de deseo de los hombres, contrariando
las tentaciones del principio del placer, están dispuestos
a sacrificarlo todo para conseguir una partícula de certeza
objetiva: sacrificar el refulgente brillo de una teoría sin
lagunas, la empinada conciencia de poseer una cosmovisión acabada,
la tranquilidad del alma que una motivación de anchas bases
daría a un obrar ético y acorde a fines. En vez de eso,
se conforman con unos jirones fragmentarios de conocimiento y unos
supuestos básicos no del todo delimitados, a la espera de cualquier
remodelamiento. En lugar de acechar el momento que les permitiría
sustraerse de la coerción de las leyes físicas y químicas
conocidas, los anima la esperanza de que aparezcan leyes naturales
más abarcadoras y que calen más hondo, a las que están
dispuestos a someterse. Los analistas son en el fondo unos mecanicistas
y unos materialistas incorregibles, aunque quieren cuidarse de robar
a lo anímico y a lo mental sus peculiaridades todavía
desconocidas. Y si abordan la indagación del material oculto,
ello sólo se debe a que por ese medio esperan discriminar definitivamente,
de la realidad material, los productos del deseo de los hombres."(28)
19.
Antes, lo psíquico era equivalente a lo conciente ¿donde
queda ubicado el psicoanálisis al transformarse en una psicología
de lo inconsciente?
S.F.:-"Mientras
que la psicología de la conciencia nunca salió de aquellas
series lagunosas, que evidentemente dependen de otra cosa, la concepción
según la cual lo psíquico es en sí inconsciente
permite configurar la psicología como una ciencia natural entre
las otras. Los procesos de que se ocupa son en sí tan indiscernibles
como los de otras ciencias, químicas o físicas, pero
es posible establecer las leyes a que obedecen, perseguir sus vínculos
recíprocos y sus relaciones de dependencia sin dejar lagunas
por largos trechos-o sea, lo que se designa como entendimiento del
ámbito de fenómenos naturales en cuestión-.
Para ello, no puede prescindir de nuevos supuestos ni de la creación
de conceptos nuevos, pero a estos no se los ha de menospreciar como
testimonios de nuestra perplejidad, sino que ha de estimárselos
como enriquecimientos de la ciencia; poseen títulos para que
se les otorgue, en calidad de aproximaciones, el mismo valor que a
las correspondientes construcciones intelectuales auxiliares de otras
ciencias naturales, y esperan ser modificados, rectificados y recibir
una definición más fina mediante una experiencia acumulada
y tamizada. Por tanto, concuerda en un todo con nuestra expectativa
que los conceptos fundamentales de la nueva ciencia, sus principios
(pulsión, energía nerviosa, entre otros), permanezcan
durante largo tiempo tan imprecisos como los de las ciencias más
antiguas (fuerza, masa, atracción)".(29)
20.
Profesor, ¿cómo influye en la verosimilitud de los resultados
del psicoanálisis. el hecho de que el objeto a investigar sea
el mismo que investiga?
S.F.:-"Todas
las ciencias descansan en observaciones y experiencias mediadas por
nuestro aparato psíquico; pero como nuestra ciencia tiene por
objeto a ese aparato mismo, cesa la analogía. Hacemos nuestras
observaciones por medio de ese mismo aparato de percepción,
justamente con ayuda de las lagunas en el interior de lo psíquico,
en la medida en que completamos lo faltante a través de unas
inferencias evidentes y lo traducimos a material conciente. De tal
suerte, establecemos, por así decir, una serie complementaria
conciente de lo psíquico inconsciente. Sobre el carácter
forzoso de estas inferencias reposa la certeza relativa de nuestra
ciencia psíquica. Quien profundice en este trabajo hallará
que nuestra técnica resiste cualquier crítica." (30)
21.¿Usted
sabe que los que se vieron obligados a reconocer algo del valor del
psicoanálisis le critican ahora su lento progreso?
S.F.:-"En
efecto, el camino de la ciencia es lento, [...], laborioso. Es algo
que no se puede desconocer ni modificar. No asombra que los señores
del otro partido estén descontentos; es que están mal
acostumbrados: con la Revelación todo les ha sido mucho más
fácil. El progreso en el trabajo científico se consuma
exactamente como en un análisis. Uno aporta al trabajo ciertas
expectativas, pero se ve precisado a refrenarlas. Por medio de la
observación se averigua algo nuevo ora aquí, ora allí;
los fragmentos no concuerdan al comienzo. Se lucubran conjeturas,
se crean construcciones auxiliares que uno retira cuando no se corroboran,
hace falta mucha paciencia, estar presto para todas las posibilidades,
renunciar a convencimientos prematuros bajo cuya compulsión
acaso se pasarían por alto factores inesperados, y al final
todo ese gasto recibe su recompensa: los hallazgos dispersos se compaginan,
se consigue inteligir toda una pieza del acontecer anímico,
esa tarea queda lista y se está libre para abordar la siguiente.
Sólo del auxilio que el experimento significa para la investigación
es forzoso privarse en el análisis.(31)
"La ciencia
psicoanalítica va desarrollándose lentamente". No crea
que nació así de golpe, como si fuera un sistema filosófico.
La hemos desarrollado muy poco a poco, luchando largo tiempo para
conseguir cada pieza, y la modificamos de continuo en estrecho contacto
con la observación, hasta que por último cobró
una forma en que parece servirnos para nuestros fines. Hace algunos
años habría debido revestir esa doctrina con otras expresiones.
Desde luego, no puedo garantizarle que su actual forma de expresión
será la definitiva. Usted sabe que la ciencia no es ninguna
revelación; carece, aunque sus comienzos ya estén
muy atrás, de los caracteres de precisión, inmutabilidad
e infalibilidad, tan ansiados por el pensamiento humano. Pero, así
como es, es todo lo que podemos tener. Admita usted que nuestra ciencia
es muy joven, apenas de la edad del siglo, y se ocupa del asunto quizá
más difícil que pueda plantearse a la investigación
humana; [...]."(32)
22.
Dr. Freud, ¿cómo ve las cosas en nuestra época
postmodernista donde progresan muchas terapias alternativas con altos
componentes mágicos?
S.F.:-
El recelo ante lo nuevo no debería tener lugar en la labor
científica. La ciencia, siendo siempre parcial e insuficiente,
está destinada a perseguir sus vicisitudes en nuevos descubrimientos
y en nuevas concepciones.
"Una de las cosmovisiones [científicas
actuales] es, por así decir, un correlato del anarquismo político,
acaso una irradiación de él. Es cierto que nihilistas
intelectuales de este tipo ya existieron antes, pero en el presente
parece habérseles subido a la cabeza la teoría de la
relatividad de la física moderna. Sin duda, parten de la ciencia;
pero se las ingenian para empujarla a su autosupresión, al
suicidio; le imponen la tarea de quitarse de en medio ella misma mediante
la refutación de sus pretensiones. Con harta frecuencia se
tiene la impresión de que ese nihilismo no es más que
una postura temporaria que se mantiene hasta el cumplimiento de esa
tarea. Eliminada la ciencia, se puede difundir por el espacio así
despejado alguna clase de misticismo o, de nuevo, la vieja cosmovisión
religiosa. De acuerdo con la doctrina anarquista, no existe absolutamente
ninguna verdad, ningún conocimiento cierto sobre el mundo exterior.
Lo que hacemos pasar por verdad científica no es más
que el producto de nuestras propias necesidades, tal como por fuerza
se manifiestan bajo las cambiantes condiciones exteriores; vale decir:
es, también una ilusión. En el fondo, no hallamos sino
lo que nos hace falta, sólo vemos lo que queremos ver. Y no
podemos hacer otra cosa. Puesto que no existe el criterio de verdad,
la concordancia con el mundo exterior, no interesa a qué opiniones
adhiramos. Todas son verdaderas y falsas por igual. Y nadie tiene
el derecho de imputar error a los demás.
Para un espíritu de orientación
epistemológica podría resultar tentador pesquisar los
caminos y los sofismas por los cuales los anarquistas consiguen amañarse
tales conclusiones finales.
Forzosamente se chocaría en ese intento
con situaciones parecidas a las que derivan del consabido ejemplo:
Un cretense dice 'Todos los cretenses son mentirosos', etc. Pero
yo no tengo ni ganas ni aptitudes para internarme más a fondo
en esto. Sólo puedo decir que la doctrina anarquista suena
tan grandiosamente superior mientras se refiere a cosas abstractas;
fracasa al primer paso en la vida práctica"(33).
Y no intente usted darme literatura en lugar de ciencia"(34)
Por otro lado la inclinación hacia teorías
pseudocientíficas parece ser irresistible; en lo personal me
veo obligado frecuentemente a rehusar mi colaboración en publicaciones
dedicadas a tales estudios, que aparecen continuamente. Aunque desecho
mi colaboración creo comprender de dónde deriva la pujanza
que estas corrientes tienen. Es una de las expresiones de la desvalorización
que, después de la catástrofe universal de las guerras,
ha afectado todo lo establecido. Nos encaminamos hacia esa magna conmoción
y esta son muestras de los tanteos que se hacen en esa dirección
aunque no sabemos las dimensiones que tendrá. También
es un intento de compensación para recuperar en otro terreno
-ultraterreno o el de un supuesto volver a la naturaleza- todo el
encanto que ha perdido la existencia en esta tierra. A pesar del progreso
de las ciencias observamos con desilusión que el hombre sigue
viviendo mal y sigue destruyéndose. El mismo progreso de las
ciencias a veces produce una reacción estuporosa: por ejemplo,
el descubrimiento del «radium» confundió tanto
como amplió, las posibilidades de explicación del mundo
físico, y las nociones de la denominada teoría de la
relatividad han tenido en muchos de sus incomprensivos admiradores
el efecto de socavar su confianza en la verosimilitud objetiva de
la ciencia. En más de una ocasión el propio Einstein
tuvo ocasión de protestar contra semejante tergiversación.(35)
23.
Dr. Freud, en un grupo de investigación psicoanalítica
me recomendaron que utilizara el método estadístico
para el estudio del significado psicoanalítico de los símbolos.
¿De qué método se valió Ud.?
S.F.:-"Yo
respondo: partiendo de fuentes muy diversas, de los cuentos tradicionales
y mitos, de los chascarrillos y chistes, del folklore (vale decir:
el saber sobre las costumbres, usos, refranes y canciones de los pueblos),
del lenguaje poético y del lenguaje usual. Este mismo simbolismo
se presenta por doquier, y en muchos de estos lugares lo comprendemos
sin más instrucción. Si estudiamos con detalle estas
fuentes, encontraremos tantos paralelos con el simbolismo onírico
que nos veremos llevados a dar por ciertas nuestras interpretaciones"(36)
24.
¿Pero ese estudio lo pueden llevar a cabo los psicoanalistas
por ellos mismos?
S.F.:-"[...]
pueden ustedes figurarse cuanto más rica e interesante resultaría
una colección así [ de símbolos] si fuera emprendida,
no por diletantes como nosotros, sino por los verdaderos especialistas
en la mitología, la antropología , la lingüística,
el folklore"(37)
25.
Prof. Freud: ¿cuál es la verdadera naturaleza de lo
psíquico?
S.F.:-"Pues
bien; sobre eso nada sabemos, y desde el trasfondo de esa ignorancia,
envuelto en profundas tinieblas, nuestras escasas intelecciones se
recortan harto mezquinas. Nos hemos aproximado aquí al secreto
de lo psíquico, en verdad todavía no revelado. Suponemos,
según estamos habituados a hacerlo por otras ciencias naturales,
que en la vida anímica actúa una clase de energía,
pero nos falta cualquier asidero para acercarnos a su conocimiento
por analogía con otras formas de energía."(38)
26.
Dr. Freud: usted es hijo de un siglo, el XIX, en el cual las ciencias
lograron un gran desarrollo produciendo enormes progresos, como por
ejemplo, en la biología, la teoría de la evolución
que sabemos que fue muy considerada por usted. La técnica,
en cierto sentido hija de las ciencias, también produjo cambios
espectaculares. Usted ocupó un lugar en el laboratorio de Fisiología
de Brücke, quien había jurado con Du Bois-Reymond que
"no existen en el organismo otras fuerzas activas que las fuerzas
físicas y químicas corrientes. En aquellos casos que,
por el momento, no pueden ser explicados por estas fuerzas, se deben
buscar de hallar la forma o vía específica de la acción
de estas últimas, mediante el método físico-matemático,
o bien suponer la existencia de nuevas fuerzas, iguales en dignidad
a las fuerzas físico-químicas inherentes a la materia,
y reductibles a la fuerza de atracción y repulsión (39).(
Esta postura, ¿la arrastró al propio psicoanálisis?
S.F.:-"Nuestro
supuesto de un aparato psíquico extendido en el espacio, compuesto
con arreglo a fines, desarrollado en virtud de las necesidades de
la vida, aparato que sólo en un lugar preciso y bajo ciertas
condiciones da origen al fenómeno de la conciencia, nos ha
habilitado para erigir la psicología sobre parecidas bases
que cualquier otra ciencia natural, por ejemplo la física.
Aquí como allí, la tarea consiste en descubrir, tras
las propiedades del objeto investigado que le son dadas directamente
a nuestra percepción (las cualidades), otras que son independientes
de la receptividad particular de nuestros órganos sensoriales
y están más próximas al estado de cosas objetivo
conjeturado. Pero a este mismo no esperamos poder alcanzarlo, pues
vemos que a todo lo nuevo por nosotros deducido estamos precisados
a traducirlo, a su turno, al lenguaje de nuestras percepciones, del
que nunca podemos liberarnos. Ahora bien: esos son, justamente, la
naturaleza y el carácter limitado de nuestra ciencia. Como
diríamos en física: si tuviéramos una vista aguzadísima
hallaríamos que los cuerpos en apariencia sólidos consisten
en partículas de tal y cual figura, magnitud y situación
recíproca. Entretanto, ensayamos acrecentar al máximo
la capacidad de operación de nuestros órganos sensoriales
mediante unos recursos auxiliares artificiales, pero es lícita
la expectativa de que al fin tales empeños no harán
variar la situación. Lo real-objetivo permanecerá siempre
'no-discernible'. La ganancia que el trabajo científico
produce respecto de nuestras percepciones sensoriales primarias consiste
en el intelección de nexos y relaciones de dependencia que
están presentes en el mundo exterior, que en el mundo interior
de nuestro pensar pueden ser reproducidos o espejados de alguna manera
confiable, y cuya noticia nos habilita para 'comprender' algo en el
mundo exterior, preverlo y, si es posible, modificarlo. De manera
en un todo semejante procedemos en el psicoanálisis. Hemos
hallado el recurso técnico para llenar las lagunas de nuestros
fenómenos de conciencia, y de él nos valemos como los
físicos de la experimentación. Por este camino inferimos
cierto número de procesos que en sí y por sí
son 'no-discernibles', los interpolamos dentro de los que son conscientes
y cuando decimos, por ejemplo: 'Aquí ha intervenido un recuerdo
inconsciente' esto quiere decir: 'Aquí ha ocurrido algo por
completo inaprehensible para nosotros, pero que si nos hubiera llegado
a la conciencia sólo habríamos podido describirlo así
y así'
Desde luego que en cada caso singular queda
sujeto a la crítica averiguar con qué derecho y con
qué grado de certeza emprendemos tales inferencias e interpolaciones,
y no se puede desconocer que la decisión ofrece a menudo grandes
dificultades, que se expresan en la falta de acuerdo entre los analistas.
Ha de hacerse responsable de ello a la novedad de la tarea, también
a la falta de capacitación, pero además a un factor
particular inherente al asunto mismo, a saber: que en la psicología
no siempre se trata, como en la física, de cosas del mundo
que podrían despertar sólo un frío interés
científico."(40)
27.
¿Cómo se lleva a cabo el intercambio entre los muchos
psicoanalistas que existen en el mundo?
S.F.:-"Los
miembros de la API [Asociación Psicoanalítica Internacional]
se reúnen cada dos años en congresos donde se pronuncian
conferencias científicas y se deciden cuestiones de organización.
[...] Los afanes de sus miembros toman, a partir de lo común
a todos, diferentes direcciones. Unos ponen el acento en la aclaración
y profundización de los conocimientos psicológicos,
otros se dedican a cultivar los nexos con la medicina interna y la
psiquiatría. En lo que se refiere a la práctica, una
parte de los analistas se han propuesto como meta lograr el reconocimiento
del psicoanálisis por las universidades y su inclusión
en los planes de enseñanza de la medicina; otros se conforman
con permanecer fuera de esos institutos, y no quieren que el valor
pedagógico del psicoanálisis se vea relegado por su
significación médica. De tiempo en tiempo sucede
que un colaborador del análisis se aísle en el empeño
de imponer uno solo de los descubrimientos o puntos de vista psicoanalíticos
a expensas de todos los demás. Pero el conjunto trasmite la
reconfortante impresión de un serio trabajo científico
de elevado nivel."(41)
28.
Hasta ahora sus explicaciones, a pesar de ser algo difíciles
para la manera habitual de entender las cosas y bastante intrincadas
y tortuosas, me han resultado interesantes. Yo sé que usted
es un espléndido docente, ¿podría encontrar una
manera más segura y fácil de explicar todo esto de modo
tal que se pueda difundir más?
S.F.:-"No,
justamente por ser ustedes principiantes quise mostrarles nuestra
ciencia tal como es, con sus escabrosidades y asperezas, con sus requerimientos
y reparos. Yo sé, en efecto, que en ninguna ciencia las cosas
son de otro modo, y particularmente en sus comienzos no pueden ser
de otro modo. También sé que la enseñanza suele
empeñarse en ocultar al principio a los alumnos estas dificultades.
(...)...Aquel a quien el todo le parezca demasiado trabajoso e incierto,
o esté habituado a certidumbres mayores y deducciones más
elegantes, no necesita seguir acompañándonos. Aunque
opino que deberá dejar en paz en general los problemas psicológicos,
pues temo que no encuentre transitables aquí esos caminos exactos
y seguros que está dispuesto a recorrer. Además, es
ocioso que una ciencia que tiene algo para ofrecer ande requiriendo
audiencia y partidarios. Son sus resultados los que tienen que hacerla
acreedora al beneplácito, y puede aguardar hasta que ellos
impongan atención"(42).
"...me guió el propósito de no sacrificar nada en aras
de una simplicidad, una perfección y un acabamiento aparentes,
de no escamotear los problemas ni desmentir las lagunas e incertidumbres.
En ningún otro ámbito del trabajo
científico sería lícito ufanarse de tales designios
de sobriedad y modestia. Dondequiera se los considera obvios, y el
público no espera otra coas. Ningún lector de una exposición
de astronomía se sentirá desilusionado ni desdeñará
a esa ciencia porque se le muestren los límites más
allá de los cuales nuestro conocimiento del cosmos se pierde
en lo nebuloso. Sólo en la psicología ocurre de otro
modo; aquí sale a la luz en toda su dimensión la constitucional
ineptitud del ser humano para la investigación científica.
Parece que de la psicología no se piden progresos en el saber,
sino satisfacciones de otra índole; se le reprocha cada problema
irresuelto, cada incertidumbre admitida. Quien ame a la ciencia anímica,
deberá aceptar también tales inclemencias."(43)
29.Una
última pregunta, ¿Qué balance hace Ud. de su
obra?
S.F.:-"Así
pues, echando una ojeada retrospectiva a la obra de mi vida, puedo
decir que he sido el iniciador de muchas cosas y he prodigado numerosas
incitaciones de las que algo saldrá en el futuro. Yo mismo
no puedo saber si será mucho o poco. Pero tengo derecho
a formular la esperanza de haber abierto el camino a un importante
progreso en nuestro conocimiento".(44)
"...debemos ser pacientes y esperar que la investigación
cuente con otros medios y tenga otras ocasiones. También hay
que estar preparados para abandonar un camino que se siguió
por un tiempo, si no parece llevar a nada bueno. Sólo los creyentes
que piden a la ciencia un sustituto del catecismo abandonado echarán
en cara al investigador que remodele o aun rehaga sus puntos de vista.
En cuanto a lo demás, un poeta (Rückert) nos consuela
por la lentitud con que progresa nuestro conocimiento científico:
'Lo que no puede tomarse volando
hay que alcanzarlo cojeando.
......................................
La Escritura dice: cojear no es pecado' "(45)
.
Me
traje de recuerdo de esa entrevista una pequeña Venus romana
de bronce del siglo 1 d.C mirándose al espejo, un perfumero
etrusco de bronce también (siglo III a.C) con dos caras, una
era de una ménade y la otra de un sátiro, y algunas
fotos en colores: una al golpear la puerta de entrada y otra estando
en el consultorio.
Debido a que todo el tiempo en que se
desarrolló la entrevista estuvimos solos en la casa, las fotos
en las que salió él las saqué yo y aquellas en
las que salí yo las sacó él. Eso explica el hecho
de que ni él ni yo tengamos fotos en las cuales estemos juntos.
El timbre seguía sonando con cierta insistencia.
Me impresionaron todas las reliquias arqueológicas
que había en su casa. Al despedirme, en el caminito que iba
desde la puerta de la casa hasta la puerta del jardín que daba
a la calle me esperaba una periodista, hermosa, delgada y altísima,
del Daily Telegraph a quien le dije, entre otras cosas, que los británicos
debían saber que allí en Marsfield Gardens 20 había
un pequeño Museo Británico o que allá, en Russell
Street, había un gran Museo de Freud. Yo creía que era
ella la que había estado tocando el timbre pero mientras hablábamos,
y ya fuera de la casa, lo seguía oyendo ...hasta que me desperté.
Era mi secretaria que volvía de hacer un trámite. Mientras
ella salió, yo me había dormido. Frente a mí,
sobre el escritorio, están las cosas que me traje de recuerdo
de la casa de Freud: la estatuilla, el perfumero y las fotos. Había
soñado...creo.
José
Kaplan.
José
Kaplan es un seudónimo. Mi nombre es José Treszezamsky.
Mi padre, al huir de Polonia se cambió el apellido Kaplan por
el de Treszezamsky, de modo que Kaplan es mi verdadero apellido y
Treszezamsky mi verdadero seudónimo. Para el armado de este
artículo es evidente que utilicé fragmentos de escritos
de Freud que abarcan prácticamente todo el tiempo en que produjo
el psicoanálisis. El ordenamiento y la configuración
de las preguntas responden a mi propia iniciativa y un estudioso de
la obra del creador del psicoanálisis sabrá evaluar
si al extraer las - respuestas - de Freud fuera de contexto se les
ha desvirtuado el sentido que tenían originalmente. Me he cuidado
minuciosamente de que ello no ocurra y estoy convencido de que lo
he logrado. En la bibliografía, por ejemplo, A.E., XVIII, 245.
quiere decir: Sigmund Freud Obras completas, volumen XVIII, pág.
245. Amorrortu editores. El subrayado de palabras de Freud y lo que
figura entre corchetes es mío. La entrevista en sí,
sin el contexto en que se desarrolló, forma parte de un capítulo
del libro Psicoanálisis y Ciencia, compilado por el Dr. Alejandro
M. Wagner, y en el cual colaboraron: Horacio Etchegoyen, Otto Kernberg,
Robert Wallerstein, Willy Baranger, León Grinberg, Gregorio
Klimovsky, Paulo Saubermann, Mercedes Velo, Jaime Szpilka, Saúl
Peña, Augusto Escribens, Jaime Coloma, Jorge García
Badaracco, Adalberto Perrotta, María Isabel Siquier, Guillermo
Lancelle, Guillermo Mina, David Maldavsky, Alejandro Wagner y yo mismo.


Bibliografía:
(1)
Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis
(1938) A.E. XXIII, 284 Bs.As.1980.
(2)
Proyecto de Psicología. A.E. I,
339. Bs.As. 1982.
(3)
Conferencias de introducción al
psicoanálisis. (Partes I y II) (1915-1916) 6ª Conferencia.
Premisas y técnica de la interpretación.A.E. XV, 91.
Bs.As. 1978.
(4)
La interpretación de los sueños (segunda parte)(1900)
A.E. V, 506. Bs.As. 1979.
(5)
Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico,
(1914) A.E. XIV, 22/3. Bs.As. 1979.
(6)
Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico.
(1914). A.E. XIV, 57.Bs.As. 1979.
(7)
Introducción del narcisismo. (1914). A.E. XIV, 74/5. .Bs.As.
1979.
(8)
Pulsiones y destinos de pulsión. (1915) A.E.XIV, 113. .Bs.As.
1979.
(9)
Presentación autobiográfica. (1925) A.E. XX, 53/4. Bs.
As. 1979.
(10)
¿Pueden los Legos ejercer el análisis?.-(1926) A.E.
XX, 182. Bs. As. 1979.
(11)
Psicoanálisis. Artículo de enciclopedia. (1922) A.E.
XVIII, 249. .Bs.As. 1979.
(12)
Lo Inconsciente, (1915). A.E. XIV, 200. .Bs.As. 1979.
(13)
Presentación autobiográfica. (1925) A.E. tomo XX, 65/66.
Bs. As. 1979.
(14)
¿Pueden los Legos ejercer el análisis?.-(1926) A.E.
XX, 230. Bs. As. 1979.
(15)
¿Pueden los Legos ejercer el análisis?.-(1926) A.E.
XX, 182/183. Bs. As. 1979.
(16)
¿Pueden los Legos ejercer el análisis?.-(1926) A.E.
XX,232. Bs. As. 1979.
(17)
Psicoanálisis (Artículo para la Enciclopedia Británica)
(1926) A.E. XX, 253. Bs. As. 1979.
(18)
Psicoanálisis y Telepatía. (1921) A.E. XVIII, 169. .Bs.As.
1979.
(19)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis.(
1932) A.E. XXII, 127.Bs.As. 1979.
(20)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis
(1932) A.E. XXII, 131/2. .Bs.As. 1979.
(21)
De una carta de Freud a Ernest Jones citada en ?El hombre de los lobos?
de Roland Jaccard, Granica. Buenos Aires,1974.
(22)
Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico.
(1914) A.E. XIV, 60. .Bs.As. 1979.
(23)
Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico.
(1914) A.E. XIV, 62. .Bs.As. 1979.
(24)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis,
A.E. XXII, 146/7. .Bs.As. 1979.
(25)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis(1932).
A.E. XXII, 168. Bs.As. 1979.
(26)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis
(1932). A.E. XXII, 148, Bs.As. 1979.
(27)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis(1932).
A.E. XXII, 148, Bs.As. 1979.
(28)
Psicoanálisis y Telepatía.(1921) A.E. XVIII, 170/1,
Bs.As. 1979.
(29)
Esquema del psicoanálisis, (1938). A.E. XXIII, 156/7.Bs.As.
1980.
(30)
Esquema del psicoanálisis, (1938).A.E. XXIII, 157.Bs.As. 1980.
(31)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis.
(1932)A.E. XXII, 160/1.Bs.As. 1979.
(32)
¿Pueden los legos ejercer el análisis? (1926) A.E. XX,179
y sig. Bs. As. 1979.
(33)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis(1932).A.E.
XXII, 162/3.Bs.As. 1979.
(34)
¿Pueden los legos ejercer el análisis?(1926) A.E.XX,
185. Bs. As. 1979.
(35)
Este párrafo está basado en fragmentos de Psicoanálisis
y Telepatía.
(36)
Conferencias de Introducción al psicoanálisis.( 1915/16)
A.E. XV,145.Bs.As. 1978.
(37)
Conferencias de Introducción al Psicoanálisis.( 1915/16)
A.E. XV,151.Bs.As. 1978.
(38)
Esquema del psicoanálisis(1938)A.E. XXIII, 161.Bs.As. 1980.
(39)
Vida y Obra de Sigmund Freud, Ernest Jones. I, 51/2. Horme. Buenos
Aires.1976.
(40)
Esquema del psicoanálisis(1938)A.E. XXIII, 198.Bs.As. 1980.
(41)
Presentación autobiográfica.Posfacio (1935) A.E. XX,
69/70. Bs. As. 1979.
(42)
Conferencias de introducción al psicoanálisis (Partes
I y II) (1915-1916). A.E. XV, 93. Bs.As. 1978.
(43)
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis.
(1932)A.E. XXII, 6. Bs.As. 1979.
(44)
Presentación autobiográfica[Agregado
de 1935?.A.E. XX,65/66. Bs. As. 1979
(45)
Más allá del principio del placer. A.E. XVIII, 62. Bs.As.
1979.
Dr.
José Treszezamsky
Médico Psicoanalista
josetres@pccp.com.ar