2
de abril (*)
A pocos días de la
derrota de la Guerra de Malvinas, tuve la triste oportunidad de estar
- en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Regional de mi
ciudad, Comodoro Rivadavia, colaborando con el equipo del mismo -
entre los primeros colegas que tomamos contacto con los soldados que
llegaban de las islas.
Aún tengo presente el clima de opresión, desasosiego
y tristeza, en el medio de un silencio angustiante, conque observábamos
perplejos y asustados, la llegada de los helicópteros que traían
a decenas de jóvenes que se distribuían a los distintos
servicios del hospital, según la sintomatología que
presentaban.
En Psiquiatría, el silencio era oprimente. Recibimos a los
chicos, los cuales iban ubicándose en las camas que se habían
dispuesto en las distintas salas, quienes se encontraban en su mayoría
en un estado semiestuporoso, constituyendo todo una escena onírica
que jamás voy a olvidar.
Aun recuerdo, que ni bien comenzaron a poder hablar, los temas predominantes
giraban en torno a lo bien que los habían tratados los británicos
("nos daban de comer, doctor", decían), a la fortaleza
de los
mismos ("no sabe que grande era la mochila que cargaban"),
a las condiciones en las que habían transcurrido la guerra
(los pozos, el clima, el maltrato), intentando transmitirnos la increíble
experiencia.
Uno de ellos me pidió que le tocara ("tóquelo,
doctor, tóquelo") el pañuelo de un Gurka que llevaba
en el cuello, aún impresionado por estar vivo.
Otro, caminaba excitado, repitiendo: "les podríamos haber
ganado", con una mirada de impotencia y bronca que aun tengo
presente.
La mayoría estaba en sus respectivas camas, sin moverse de
ellas, en silencio, con los ojos cerrados.
Sentí, como todos los colegas, un dolor tremendo. Sentí
vergûenza. Sentí, también, una humillante impotencia.
Sentí que estaba presenciando, otra vez, las consecuencias
del ejercicio despiadado e inhumano del poder tenebroso de una dictadura.
Sentí, como nunca, lo que es un filicidio.
Sentí que el daño era irreparable.
Y lo sigo sintiendo.
Dr.Miguel Angel de Boer
deboer@sinectis.com.ar
Especialista
en Psiquiatría - Psicoterapeuta
Presidente del Capítulo: Salud Mental, DDHH y Tortura de la
Asociación de
Psiquiatras Argentinos (APSA)
Comodoro
Rivadavia, Chubut , Argentina
2 de Abril 2001
(*)
Publicado en diarios locales y en Página 12, Diario y otros
medios nacionales en el mes de abril del 2001.