Ecología y Salud Mental

Cuando un niño maltrata a un animal


H
ope
es el nombre de esta gata que sufrió indecibles torturas a manos de un grupo de adolescentes.

 

 

Gatito golpeado, quemado y mutilado.  

Fue golpeada, quemada, cegada, mutilada... afortunadamente alguien la recogió y se recupera favorablemente. Los agresores fueron detenidos. Este caso alertó a mucha gente sobre la necesidad de una educación adecuada para prevenir la crueldad con animales y la posible ulterior crueldad hacia humanos, así como el desarrollo de programas de intervención adecuados.

 

Hope



“ Un niño que crece rodeado de agresión contra cualquier ser vivo tiene más probabilidad de violar, abusar o matar a humanos cuando sea adulto” (Kellert & Felthous, 1985).

“ Mientras se deliberaba la pena de muerte para el paidófilo y asesino de niños Jesse K. Timmendequas, se desveló que de niño sufrió durante muchos años abuso físico y sexual y que se le obligaba a ver cómo se torturaba a sus mascotas para que se mantuviera en silencio” (New York Times, 6/11/97).

 
Los niños reciben desde temprana edad, contacto con imágenes de animales (e incluso, la mayoría de ellos conviven con una o varias mascotas). De éstos aprenden a ser responsables a desarrollar empatía, afecto incondicional y muchos adquieren su autoestima como consecuencia de su relación con su animal de compañía.
 
Desafortunadamente, en familias problemáticas, los niños pueden aprender que los animales pueden ser maltratados e incluso que la conducta agresiva es aceptable hacia humanos (White & Shapiro, 1994). Algunos niños se identifican con el agresor (que puede maltratarlos a ellos o al cónyuge además de a las mascotas) y se convierten ellos mismos en agresores (Gil, 1994)
 
 

Un estudio de la New Jersey Public Child Protection Agency, revela que en el 88% de las familias donde se había maltratado a niños, también se había maltratado a animales. En el 66% de los casos el progenitor agresor había matado o herido a la mascota para inculcar disciplina al hijo (DeViney, Dickert & Lockwood,1983).

Según los expertos, pueden identificarse unos rasgos comunes en niños/adolescentes que presentan violencia escolar ( incluyendo asesinatos en masa):

  • Se sienten inferiores y criticados
  • Presentan comportamientos violentos/agresivos de diferentes maneras y no en un episodio aislado.
  • Son rechazados repetidamente, lo que contribuye al incremento progresivo de su agresividad.
  • Niños aislados mientras sufren daño emocional.
  • Los adultos no prestaron la suficiente atención a signos de alarma (como el maltrato a animales, ya que no se consideró a los animales como víctimas si no como una propiedad).
  • Hay jóvenes que cometen actos de crueldad hacia animales como síntomas de una psicopatología y, a veces, acompañados de una historia familiar problemática. Además de las características arriba enumeradas, su “perfil” puede incluir:

  • Diagnóstico de trastorno de conducta.
  • Falta de cuidados y/o malos tratos( abuso físico, abuso sexual o emocional, no atención médica,etc.)
  • Violación de las normas sociales y los derechos humanos y animales básicos.
  • Perpetrar actos criminales violentos o no, incluyendo los relativos a la propiedad.
  • Baja autoestima y elevada susceptibilidad a la presión de otras personas.
  • Poco control de la agresividad física y la ira ( empiezan las peleas, se auto-mutilan, o agreden a otras personas o animales).
  • Rechazo real o percibido erróneamente y sentimiento de ser criticados y/o perseguidos.
  • Falta de control de impulsos.
  • Sentimientos de falta de poder e inferioridad.
  • Capacidad no adecuada de relacionarse socialmente en la mayoría de ámbitos.
  • Exceso o falta de apego.
  • Falta de apoyo e inculcación de valores básicos por parte de los padres.

Los animales son a menudo maltratados a suerte de venganza, sobre todo por parte de hombres que maltratan a sus parejas (correlación que se da en el 71% de las mujeres que acudieron en busca de ayuda)(Ascione, 1996). Curiosamente, el hombre es a veces quien regala el animal a la mujer o al hijo para poder ejercer su poder y manipularlos a través del animal.

En hogares abusivos, del 86 % de mujeres que tenían un animal de compañía, un 80% refirió que sus animales eran también víctimas de malos tratos. (Quinlisk, 1995).

Un problema que se empezó a detectar en EEUU es que muchas mujeres maltratadas volvían a sus hogares o no se atrevían a escapar ya que no encontraban la manera de llevarse consigo a su mascota (los refugios estaban saturados, los hombres amenazaban con matar al animal si la mujer no volvía,etc.). Para evitar esto, se empezó a desarrollar un programa llamado Companion Animal Rescue Effort (CARE) donde se coordina la atención a mujeres y niños maltratados con la búsqueda lugar donde alojar al animal.
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