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No
todo individuo que haya maltratado a animales acabará siendo
un asesino en serie, pero casi todos los asesinos en serie cometieron
actos de crueldad con animales
Dr. Randall Lockwood, psicólogo, vicepresidente Humane
Society of the USA. |
En
la cultura occidental actual encontramos alusiones a la violencia
en casi todos los ámbitos donde nos movemos. Es conocido
el hecho de que ser testigo de un acto violento puede desencadenar
agresión y desórdenes de ansiedad como estrés
agudo y post-traumático, problemas de relación,
y una disrupción en el desarrollo de la empatía
(Osofsky, 1995) (Journal of the American Medical Association)
Teniendo en mente que en el Manual de Transtornos de la APA y
en el DSM-IV figura el trastorno de conducta (caracterizado entre
otros síntomas por crueldad hacia animales y/o humanos),
la violencia hacia los animales podría tener un valor predictivo
de violencia hacia humanos (ya sea como malos tratos domésticos
hacia el cónyuge, la mascota, los hijos, como asesinatos
en serie o como asesinatos en masa...)
En estudios comparativos se ha visto una mayor incidencia de antecedentes
de abuso a animales siendo niños en presidiarios por crimen
violento respecto a un grupo de hombres no violentos no encarcelados
(Kellert & Felthous, 1985, entre otros trabajos). Se encontraron
también antecedentes de crueldad con animales en exhibicionistas
(30%), acosadores sexuales (36%), acosadores sexuales encarcelados
(46%), violadores convictos (48%) y asesinos adultos (58%) (Ascione,
1993).
El
FBI conoce la relación y la utiliza en la elaboración
de perfiles de asesinos en serie. Algunos de los más conocidos
como Jeffrey Dahmer, Alberto DeSalvo, David Berkowitz o el Vampiro
de Dusseldorf empezaron sus fantasías de torturas
y crueldad con animales no humanos. En un estudio de 36 asesinos
múltiples convictos llevado a cabo por el FBI en 1970,
el 46 % declararon haber torturado animales durante su adolescencia. |