Efecto
de la violencia sobre los operadores
¿Quién cuida al cuidador?
Dra. Rosa Zarina Loureiro
Al
comenzar a escribir el título que llevarían mis reflexiones,
me he dado cuenta que he necesitado nombrar la violencia, como el acto
que determina efectos sobre los operadores que trabajan con violencia
doméstica.
Siguiendo esta línea de pensamiento, planteo que una de las acciones
que deberían estar presentes trabajando con este tipo de pacientes
es:
- Nombrar la violencia,
- Aceptar su existencia,
- Declararla, en el sentido de manifestación o explicación
de lo que otros dudan o ignoran. Trabajar de este modo, implica
hacerlo desde mi punto de vista, con una teoría psicoanalítica
y de género, que no es hacer psicoanálisis, sino que
es trabajar en psicoterapia con objetivos limitados. Los objetivos
serían escuchar, contener, orientar, ayudar a enfrentar y
buscar las mejores soluciones posibles a cada caso en particular,
en el caso de situaciones de violencia doméstica. Toda esta
tarea no puede ser realizada en forma individual, sino que es necesario
trabajar en equipo. Esta forma de abordaje sería el primer
cuidado a tener con los cuidadores. Otra sería el intento
de elaborar la violencia que puede desencadenarse en nosotros y
en el equipo por trabajar con este tipo de patología. Planteo
la duda de cómo instrumentar estos cuidados.
Si
partimos de la clínica de familias violentas y de los aspectos
teóricos estudiados, observamos que existe un ataque a la subjetivación
y narcisismo, de las personas agredidas por parte del agresor.
En los niños es bastante frecuente observar que hay un retroceso
libidinal hacia el autoerotismo y los niños se masturban buscando
placer en sí mismo, frente a las frustraciones del medio ambiente.
Freud parte de un supuesto y es que desde el comienzo no hay una unidad
comparable al yo y que éste debe ser desarrollado. Si planteamos
que el desarrollo del yo es un nuevo acto psíquico, si implica
algo más, nos preguntamos ¿qué significa, que el
yo deba ser desarrollado? Al nacer, el bebe se encuentra en estado de
indefensión primaria y debe investir a la madre porque aún
no es otro separado de si, que actúa en el juego de presencia
y ausencia, hasta lograr encontrar a la madre dentro de él. Pero
¿qué quiere decir investir? Si hablamos de investimiento,
hablamos de libido, de catexis libidinal Concepto energético
que nos permite hablar de desplazamiento de catexis. Investir sería
cargar de libido. El narcisismo sería una internalización
de una relación, de un vínculo con la madre que permite
el interjuego de la libido sobre si mismo y sobre la madre. Podríamos
decir entonces que el acto psíquico sería la unificación
de la madre - objeto.
Freud nos dice además que lo que lleva a la identificación
alude a lo vincular dado que el bebe se encuentra con algo más
que el alimento, se encuentra con la presencia de la madre, su actuar,
que le va a servir como modelo de identificación. Enfrentado
a la violencia y al ser tratado como objeto, se puede desubjetivizar
y como hemos visto en el curso es necesario para la re - subjetivación,
la existencia de otra experiencia vincular - de un nueva acción
psíquica - que se daría con los profesionales de la salud
mental que los atiendan.
A partir del acto de nombrar la violencia pensé que se trataba
de una nueva acción psíquica, así como leemos en
Freud: "(... las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales;
por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción
psíquica, para que el narcisismo se constituya" De: Introducción
al Narcisismo" E.A. T. XIV Bs.As. 1984 página 74.
La
posibilidad de conocer sobre un tema, tiene que ver con la subjetividad;
pero no con una sola, sino con la subjetividad que interactúa
con otra; solo de esa manera es posible ir acercándose e interactuar,
a través de la subjetividad de otro. Otro que pueden ser los
operadores que trabajan con violencia. Todo lo dicho es dicho a alguien.
Un decir es un hacer y éste es conocer y viceversa todo conocer
es hacer.
El decir de la violencia, nuestro saber sobre la importancia de las
palabras, ese acto permite percibir, conocer y a partir de allí,
poder hacer.
En la clínica he podido darme cuenta, y no sin asombro de mi
parte, que lo percibido y nominado como violento - el fenómeno
violento - es descubierto en la consulta; estaba cubierto y al nominarlo
queda al descubierto como un inicio de posible elaboración.
Fenómeno
no percibido por las pacientes por estar inmersas por naturalización,
por frecuencia, por la dificultad de cuestionar, por doble ceguera,
por disfunción perceptiva, "no ver que no veo". Como
los puntos ciegos visuales, los cuales tenemos oportunidad de integrarlos
y no verlos; los integro y puedo ver, sin verlos.
Para
poder ver, para empezar a romper la naturalización, se necesita
de otro - sujeto operador - que permita pensar - que no invada - que
no obture el pensamiento del otro con interrupciones a destiempo - todo
eso implica poner en marcha una secuencia de hechos pensables, para
poder obtener posibles respuestas y actos consecuentes a las mismas.
Violencia
familiar es " mala familia" porque está constituida
por parientes indeseables tales como: Malos tratos de todo tipo, desubjetivización;
sometimiento, humillación, desvalorización; todas son
diferentes caras del mismo problema.
La
función de los operadores quizás parta de la base de un
deseo de ayuda que tengo como primer objetivo que la situación
vivida sea reconocida como formando parte de una convivencia violenta,
brindando al mismo tiempo la esperanza sobre otra forma de vida sin
violencia.
¿Porqué antes no podían esas pacientes verlo con
la supuesta claridad con que la vemos nosotros? Esto tiene que ver con
los constructores sociales donde estamos inmersos. Tiene que ver con
los mitos de lo privado, de lo eterno, de la tolerancia, de paciencias,
de sumisión, de promesas hasta la muerte... por eso es fundamental
para trabajar en esta área tener conocimientos sobre teorías
de género, quienes son capaces de conmover mitos culturales,
una de las formas de comenzar a lograr cambios personales y sociales.
Por último cuando un profesional recibe un discurso violento
y lo reconoce como tal, debe tener cuidado que al hablar no deje de
ser testigo para ser protagonista; si eso ocurriese, debería
recibir ayuda, porque no estaría cumpliendo con su función.
Nota: Este trabajo ha surgido en virtud del curso: "Efectos
de ser testigo. El cuidado de los cuidadores" que ha tenido
como docente a la Licenciada Susana Velásquez en la Asociación
de Psicólogos de Buenos Aires, (APBA) en los primeros meses del
año 2001.
Buenos
Aires. 2001-06-12
Dra.
Rosa Zarina Loureiro.
Psiquiatra de niños y adolescentes
Psicoterapeuta Psiconalítica.
dosslou@mednet.org.uy
Material
publicado en:
©
Psicología Latina.
Coproducción de ES ASI, Asistencia Sicológica Integradora
y Grupo Interconect
http://www.psicologialatina.com
Buenos Aires, Argentina.
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